
Las muchas actividades y la poca inspiración me han tenido alejado demasiado tiempo del blog. Ya es hora de retomar la sana costumbre de exponer mi trabajo a la vergüenza pública.
Así que vuelvo a la carga, aunque sea con una imagen tan vista como esta, de un puente (el de Monteolivete, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia) fotografiado hasta la saciedad. Cuando hice la toma éramos tres aficionados los que, afanados con nuestros trípodes y con aire autista, estábamos inmortalizando el juego de luces de la arquitectura de Calatrava. Perdonad la falta de originalidad, procuraré subsanarla.
Y feliz año!