lunes, 27 de febrero de 2012

La joven de la perla




En ocasiones canto cosas.

Nos juntamos un grupo de locos por el canto, nos ponemos uniforme negro, y nos pasamos tardes enteras entre desplazamientos, preparativos, ensayos y concierto.

A veces, como en esta foto, el lugar del concierto está lejos y hay que contratar un autobús, que sale nada más comer, con la luz más dura del día, hacia su destino. Y en ese autobús, lanzado entre las curvas, hay que hacer equilibrios más dignos de un circo que de un coro para tomar alguna foto sin dejarme los dientes en el intento.

La imagen se resiente de esas precarias condiciones de la toma. Pero creo que consigue transmitir la alegría de Irene, camino de disfrutar de su gran afición.

La Procesión de los Niños

En las procesiones de semana santa, entre el rigor de los trajes, la seriedad de los semblantes, la exaltación de la tortura y muerte, el do...