
Por ser el día que es, y porque siempre me han gustado los cementerios, ahí va una foto de este lugar singular. El cementerio de Okunoin, en el monte Kõya, donde desde hace siglos son enterrados los buenos budistas japoneses (o, al menos, un mechón de su pelo), junto al mausoleo del monje Kukai, quien sabrá interpretar las enseñanzas del próximo Buda.