
No me dice mucho la fotografía de flora y fauna. Pero hay que reconocer que el bicho merecía una foto, imponente, con su plumaje de lujo, la autoestima bien alta y más chulo que un ocho. Así que me acerqué furtivamente y conseguí captarle con el tele, pese a que no se estuvo quieto.
Valle de Benasque (Huesca), enero de 2009