miércoles, 9 de abril de 2014

Las pequeñas cosas




A veces el deleite está en las pequeñas cosas. Como cuando se acaban las nueces. En el fondo del frasco ha quedado un polvillo de los frutos secos. Lo vacías, para que no se te acumule porquería. Coges la bolsa llena de nueces mondadas. La abres. Viertes su contenido en el frasco. Apuras, pero no caben todas. Entonces coges las que sobresalen y te las comes con delectación. Y coges alguna más, porque están riquísimas.

Satisfecho el momento de gula y con algunas calorías extra, cierras la bolsa, cierras el frasco y los guardas en la despensa con una sonrisa.

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