martes, 27 de mayo de 2008

Frío, mucho frío


Un día antes el cielo nos había regalado una enorme nevada. Era la mañana de nuestra partida. Para despedirnos, el cielo nos hizo un segundo obsequio: esas nubes, ese azul. El disfrute de cruzar los Pirineos increíblemente blancos nos borró la pena del final de la escapada.
St. Lary (Francia), enero de 2008

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